El método hipopresivo ha sido tradicionalmente relacionado con la recuperación postparto. Si bien sus beneficios para recuperarse tras la maternidad son múltiples, se trata de una práctica apta para hombres y mujeres que quieran conseguir, entre otras cosas, un vientre plano y mejorar el suelo pélvico. En el último año esta técnica está muy extendida y son muchos los que han experimentado los grandes beneficios y ventajas que se consiguen practicándola. Pero, ¿qué son realmente los ejercicios hipopresivos?
Se trata de uno de los ejercicios más efectivos para tonificar el abdomen.El método se basa en un conjunto de posturas enlazadas en secuencias, trabajando la faja abdominal profunda, controlando muy meticulosamente la respiración y subiendo el suelo pélvico. Una vez que nos colocamos en postura, ponemos en práctica lo que se conoce como apnea respiratoria, es decir, una respiración forzada en la que se bloquean las vías respiratorias a la vez que se abren las costillas formando una cavidad en la barriga por la disminución de la presión interna.
Principales beneficios del método hipopresivo
Los ejercicios hipopresivos nos aportan numerosos beneficios más allá de ayudarnos a conseguir un abdomen plano. Estos son algunos de ellos:
- Fortalece la zona lumbar, mejorando nuestra salud postural.
- Aumenta la capacidad pulmonar y mejora el control respiratorio.
- Tonifica brazos, piernas y faja abdominal.
- Nos ayuda a ser conscientes de la parte inferior de nuestro cuerpo y a controlarla.
- Favorece la prevención de todo tipo de hernias.
- Gracias a la normalización del tono muscular, alcanzamos una eficaz protección lumbo-pélvica, favoreciendo además la prevención de lesiones articulares y musculares.
- Desaparecen o se mitigan las pérdidas de orina.
Te proponemos 4 ejercicios para iniciarte en el método hipopresivo. Realiza cada uno de ellos entre 3 y 4 veces, realizando descansos entre series. Ponerlo en práctica no te llevará más de 15 minutos cada día. Incluye estos ejercicios en tu rutina de entrenamiento 3 veces en semana y notarás los resultados.
Ejercicio 1.
De pie, nos colocamos en posición y respiramos expulsando todo el aire. Cuando sintamos que nos quedamos sin aire, metemos el ombligo hacia dentro, hasta que aguantemos.
Ejercicio 2.
En posición de cuadrupedia, en la “postura del gato”, dejamos caer la cabeza relajada. Esta es la posición de reposo, colocando el glúteo a la altura de las rodillas, ni adelantado ni atrasado. Al realizar la apnea, doblamos ligeramente los codos con las manos enfrentadas hacia dentro e intentamos llevarlos hacia fuera, es en este momento cuando adelantamos el glúteo, situándolo por delante de las rodillas. Cuando parezca que ya no nos queda aire, metemos la barriga aún más hacia dentro, abriendo las costillas.
Antes de coger aire de nuevo, volvemos a la posición inicial.
Ejercicio 3.
Sentados con las piernas flexionadas, adoptamos la que se conoce como “postura de sastre”. Colocamos las manos a la altura del pecho con las palmas hacia dentro, flexionando los codos y mantenemos la espalda recta.A continuación realizamos una apnea espiratoria seguida de apertura de las costillas manteniendo entre 10 y 30 segundos la apnea en función de nuestro nivel. Se respira de forma profunda con inspiraciones y expiraciones pausadas.
Ejercicio 4.
De pie con los pies colocados de forma paralela, flexionamos las rodillas y colocamos las manos encima de ellas. Bajamos la cabeza, acercando la barbilla al cuello. Nos colocamos de tal forma que todo nuestro peso recaiga en los pies.
Respiramos de forma muy profunda intentando abrir al máximo las costillas. Aguantamos la apnea durante todos los segundos que podamos, entre cada inhalación y exhalación.