Con el paso de los años, los cambios hormonales, las intervenciones pélvicas, los partos instrumentalizados, con la práctica de ejercicio de impacto o con el sedentarismo se corre el riesgo de que tu suelo pélvico se debilite.
Si notas pérdidas de orina involuntarias en tu día a día o durante la práctica de tu ejercicio, vas muchas veces al baño, tuviste un parto difícil o dolor pélvico, entre otras circunstancias, puede que tengas el suelo pélvico dañado y esté afectando de forma negativa a tu calidad de vida.